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Identificar organizaciones que estén trabajando por la igualdad y la no discriminación en su país y explorar maneras de colaborar y promover los derechos humanos de todas las personas independientemente de la orientación sexual y la identidad de género. Por ejemplo, organizar una reunión en la cual los activistas puedan hablar acerca de sus necesidades y sus problemas con otros colegas de su Comité.
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Desarrollar y mantener una relación profesional con las organizaciones de la sociedad civil que sirven a las comunidades LGBTI para facilitar el intercambio de información relevante e incrementar la cooperación entre las partes interesadas.
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Utilizar su rol de liderazgo para denunciar la discriminación en los medios y participar en actividades celebradas por las organizaciones LGBTI.
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Fomentar los debates abiertos, las campañas de concientización y educación sobre la orientación sexual y la identidad de género con los ciudadanos para combatir los prejuicios hacia las personas LGBTI.
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Convertirse en un defensor público que vele por los derechos y la inclusión de las personas LGBTI y alentar a otras figuras populares y que funcionan como modelos (del deporte, el arte y la vida pública) a hacer lo mismo.
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Reunir y armar coaliciones sociales con una amplia base para promover el diálogo y las asociaciones entre los parlamentarios y las parlamentarias y la sociedad civil, lo que incluye, sin limitarse a ello: organizaciones LGBTI, organizaciones religiosas abiertas y progresistas, organizaciones juveniles, grupos de mujeres y otros para ayudar a derribar los tabúes y desafiar el estigma y la discriminación hacia las personas LGBTI.
La importancia de colaborar con la sociedad civil
Un diálogo constructivo con organizaciones de la sociedad civil genera un clima de confianza en ambas partes, lo que constituye un pilar fundamental para compartir información y datos sobre casos de violencia y abuso. Esto incluye testimonios de sobrevivientes, que los parlamentarios y las parlamentarias pueden usar para recabar información importante, desarrollar leyes inclusivas y refinar las estrategias y los planes de acción sobre igualdad y no discriminación.
Es más, la cooperación entre los parlamentarios y las parlamentarias y las organizaciones de la sociedad civil envía un mensaje contundente al público en general indicando que los representantes y los ciudadanos pueden trabajar juntos para proteger los derechos humanos de todas las personas, independientemente de su orientación sexual y su identidad de género.